El uso de Internet por los menores conlleva a exponerse a unos riesgos derivados directamente de las actividades que puedan desarrollar en esas conexiones a la Red. El deber de los padres, educadores y/o tutores es, de alguna manera, minimizar esos riesgos utilizando todas las herramientas que puedan tener a su disposición.
Desde herramientas software para controlar las conexiones, visualización de contenidos, etc. hasta la supervisión física in-situ de los menores cuando se conectan a Internet.
Los principales riesgos a los que se exponen los menores cuando se conectan a Internet son los siguientes:
Hay riesgos que pueden darse en cualquier persona cuando se conecta a Internet, que son genéricos a la conexión y que son de carácter técnico como pueden ser virus, troyanos, malware, etc. pero, en general, los riesgos a los que se exponen los menores van a depender principalmente de las actividades que realicen.
Si el menor es muy asiduo a las redes sociales, tendrá mucho más riesgo a que sus datos personales puedan ser divulgados y sea una seria amenaza para la privacidad del menor e incluso de su familia. Si el menor divulga fotos, vídeos e información relativa a su domicilio, ubicación, que puedan desvelar el estatus económico, su familia o el propio menor podrían llegar a ser víctimas de robo en el hogar, secuestros, etc.